viernes, 22 de julio de 2011

SORPRESAS TE DA LA VIDA

Una mujer se queda embarazada. Ella y su marido deciden tener el bebé. Hasta aquí todo normal. Llega el momento del parto y la madre primeriza da a luz a un bebé completamente sano y muy mono.

Ella está encantada hasta que la matrona, haciendo gala de su sabia experiencia, se le acerca para decirle lo siguiente: “Sé que ahora no se lo parece, porque todos los bebés son blancos al nacer, pero sus rasgos son inconfundibles; en cuestión de días la piel de su hijo se irá oscureciendo: es negro”.

Este dato es bastante curioso, sobre todo teniendo en cuenta que ambos padres son blancos… ¿qué cara se te queda cuando pares un hijo negro y tu marido es blanco? Y lo que es peor, ¿qué cara se te queda cuando tu mujer da a luz a un niño negro y tú eres blanco?

Aunque descifrarlo no tiene mucho intríngulis, remontémonos a nueve meses antes: mujer se va de fin de semana a Francia, conoce a chico negro en París, pasan juntos la noche y… el semental la deja embarazada en una sola noche, cosa que su compañero no ha conseguido en varios meses de matrimonio.

Dejando de lado conclusiones del tipo “ella es una zorra”, hay muchas maneras de verlo: mala suerte, falta de precaución, máxima efectividad, inconsciencia, demasiado riesgo, poca conciencia...

En cualquier caso hay una cosa que está clara, y es que no sabes cuándo la vida (o tu mujer) te va a sorprender, y hasta qué límites insospechados puede hacerlo.

Y por último, ¿es una historia real o inventada? ¿Es una anécdota altamente sorprendente o fruto de una poderosa imaginación? No olvidemos nunca que, como se suele decir, muchas veces la realidad supera la ficción.

miércoles, 6 de julio de 2011

“UNAS FIESTAS SIN IGUAL”

El 6 de julio se madruga, se queda con el resto de la cuadrilla para almorzar bien temprano y bien fuerte: huevos y patatas fritas, chistorra, sangría… y hacia las 11 hay que ir yendo a la Plaza del Ayuntamiento, para hacerse un hueco y presenciar el chupinazo.

Hay muchísima gente y ni siquiera puedes moverte, simplemente, dejarte llevar por la marea blanca que espera ansiosamente a que den las 12 en punto. Y llega el momento: todo el mundo se quita su pañuelo de la muñeca y lo mantiene extendido con los brazos levantados.

“Pamploneses, pamplonesas… ¡viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!” La emoción y la alegría de este instante se palpa en el ambiente, cae del cielo vino, cerveza, champán… Ya podemos ponernos el pañuelico rojo al cuello.

Sale la Pamplonesa, la banda de la capital navarra, que anima al personal con algunas de las canciones sanfermineras más populares. Aunque deben reservar fuerzas también para la tarde, para el famoso Riau Riau.

Pamplona entera, desde los niños hasta los más mayores, se visten de blanco y rojo una vez al año, durante 9 intensos días. Desde el día 6 hasta el 14, en el que se podrá oír el lamento de los pamploneses: “Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabao las fiestas de San Fermín”. Pero no pensemos en eso ahora…
 
¿Qué tienen las fiestas de San Fermín, que te enganchan aunque no seas navarro? Probablemente la buena compañía y el descubrimiento de unas fiestas que van mucho más allá de la farra nocturna y las borracheras descontroladas.

Los bailes de los espectaculares gigantes, los cabezudos, los kilikis y los zaldikos haciendo rabiar a niños y a los no tan niños, y saber apreciar la belleza de un encierro, así como la del encierrillo, que mucha menos gente conoce; entre otras muchas cosas…

Pero todo esto, para mí hubiese sido imposible si no hubiera contando con la hospitalidad de unos anfitriones autóctonos, que desde mi primera experiencia sanferminera se preocuparon porque conociera las verdaderas fiestas de San Fermín, y las disfrutase como se merecen. Gracias.