La primera vez estás más nerviosa de lo que hubieras podido imaginar. Tienes ganas, quieres hacerlo, concentras toda tu buena intención en cada movimiento. Eres muy prudente, quizá en exceso, y el único pensamiento que manda en tu cabeza es “por favor, no quiero equivocarme, espero que todo sea perfecto”.
Es entonces cuando se manifiesta ese pánico del ser humano a cometer un error y a las posibles consecuencias, sin pensar en lo mucho que se puede descubrir y aprender de las experiencias imperfectas. Sin embargo, la perfección es algo que se alcanza sólo con la práctica, o al menos, algo aproximado. Pero aún sabiéndolo, queremos conseguir los mejores resultados sin habernos implicado lo suficiente.
Estrenarse nunca es fácil, pero mantener el ritmo tampoco lo es. Y es que al fin y al cabo, todo en esta vida es cuestión de actitud y constancia, de empeñarnos en conseguir buenos resultados sin desistir a pesar de los fracasos.
Para colmo, muchas veces, tu cuerpo no responde como te gustaría, te traiciona tanto a nivel físico como psicológico: nervios, sudor, estómago revuelto, inseguridad, mal pulso… Todas esas reacciones que no puedes controlar y que van desencadenando otras pequeñas y desagradables reacciones más.
Aún con todo, lo más duro es saber si has cumplido las expectativas, porque personalmente, puedes saber si has logrado los objetivos que tú misma te has marcado. Pero ¿cómo sabes si también has conseguido lo que se espera de ti? Quizá puedas preguntarlo… depende del grado de confianza.
En cualquier caso, esa incertidumbre es una especie de tortura lenta y continua que no cesa hasta que compruebas que realmente has alcanzado la satisfacción.
Dicen que lo mejor viene después, que es cuando empiezas a disfrutar de verdad, porque todo empieza a encajar con más naturalidad; sabes qué se requiere de ti exactamente y de qué forma, y viceversa. Pero para que llegue ese momento hay que ser paciente.
También dicen que la primera vez nunca se olvida, porque es muy especial. Yo por ahora no tengo que hacer grandes esfuerzos para recordarlo, porque lo tengo muy reciente: hace cosa de un mes… Así es como fue mi primer día de trabajo.
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